domingo, 24 de abril de 2011

Semana del libro (1): "Yerma" y "2001: Una odisea en el espacio"

MARTA DELGADO (Presidenta de Colectivo Iletrados): Yerma

Mi recomendación para el Día del Libro, una vez más, se decanta por un género de los llamados olvidados, el teatro, con Yerma, del gran Federico García Lorca.

Esta obra, como cada uno de los dramas que conforman parte de su producción teatral, presenta, ya en el título, el hilo conductor que a su vez lo define y constituye: la tragedia de la mujer estéril.
Yerma, personaje profundo como su nombre, representa el drama de la mujer infecunda, que convirtiendo su incapacidad en obsesión, su vida acaba siendo una fatalidad, que finaliza con la muerte del marido.
Más que una obra de teatro es un poema teatral, plagado de metáforas e imágenes, dichos populares, personajes con una
fuerza desmedida, Lorca en todo su esplendor, delicado y crudo, poético y fatal, mostrando todo un mundo onírico que choca con la frialdad del mundo real.
Desde aquí, animo a que se descubra el maravilloso mundo de la lectura, del género que plazca; convirtamos todos los días en el Día del Libro.

ERIC F. LUNA (Bibliotecaria, escritor y autor del blog El Rey Cerilla): 2001: una odisea espacial


2001: UNA ODISEA MENTAL

Éste es uno de esos raros casos en los que la adaptación al cine de un texto no ha resultado ser un despropósito orientado a la venta de entradas y palomitas. De hecho, el film es bastante más aplaudido que el libro y muy poca gente sabe que existe un libro, no previo, sino paralelo al gran viaje cinematográfico de los sesenta.

2001: Una odisea espacial fue concebido a pachas entre el célebre escritor de Ci-Fi Arthur Clarke y el mítico Stanley Kubrick, a raíz de un cuento del primero titulado El centinela. La película acabó convertida en uno de los éxitos del cineasta, con el que la juventud de aquellos años se permitía una suerte de catarsis estroboscópica con la mente empapada en ácido. El viaje definitivo, anunciaban los carteles de la época.

El libro, sin embargo, quedó relegado a ser una novela de ciencia ficción del montón. Oh, sí, la historia que contaba era majestuosa, pero para el gran público lo era mucho más en imágenes de lo que podía serlo en palabras. No obstante, si estoy dedicando unos minutos a ese librito es por el modo en que, durante un par de noches veladas, me llevó a zambullirme en un auténtico ensueño –y sin drogas, ojo-.

Aquellas noches tirado en la cama, devorando páginas, fueron eso, un sueño perturbador, inquietante. ¿Qué hay más allá de las estrellas? ¿De dónde brota la chispa que produce el genio? ¿Puede una máquina ser más humana que los propios humanos? La película distrae el mensaje de 2001 con el bombardeo de imágenes llamativas. Quien no ha leído el libro no ha entendido la historia, no en su plenitud.

Hay un momento especialmente grabado en mi memoria. Aquel en que el doctor Bowman apaga definitivamente a HAL y queda en silencio en aquella nave que surca el espacio, camino de una luna de Saturno, sin posibilidad de regresar jamás a la Tierra. Aquella escena me hizo sentir tan sólo, tan terrible y jodidamente solo, que pensé que por fuerza aquel libro debía ser uno de los mejores que había leído. Lo que se dice una odisea, vamos.

1 comentario:

Eric F. Luna dijo...

Bibliotecari(a)...?
Cómo???
Jajaja

Feliz semana del libro (con atraso)