sábado, 31 de julio de 2010

Inéditos veraniegos (VI)

ASEDIO

Lucho con una bestia de atroz poderío,
sostengo su asedio con fórmulas rituales
que nadie comprendería,
ancestrales actitudes indefinibles
que en mí crecieron en el peligro.

Ella desea mi servidumbre,
ella observa mi conducta, sumergida,
y cuando bajo al sueño como a una fuente
a reponer mi fatigada vigilancia,
la siento rondar felinamente,
escucho su voz hacerse dulce
para usurpar mi inconsciente albedrío.

A la soledad de las recónditas habitaciones
en la urbe soberbia de luz y sonidos,
a la ventana en que el mar parpadea
sus olas, su movimiento sonoro,
llega, a medianoche, sombrío,
un silencioso animal invisible.

Déjame, bestia, morir, olvidado,
debajo de todos los astros de rubios metales,
déjame solo en mi antigua atalaya
en donde espero desde hace tanto tiempo.

Yo sé tu elixir, tu dulce beleño
que rotura las tinieblas
y ahuyenta los pájaros quejumbrosos.

Pero no quiero tu frío dominio,
tu poderío salvaje educado
en las inaccesibles profundidades.

Retira tu asedio infructuoso
quebrantado por mis secretos ritos.
Desde el fondo obscuro de la tierra
salen raíces que me rodean
y anulan tu persecusión nocturna.

Mañana, quizás, en la alta torre
en donde espero desde hace tanto tiempo,
advenga una alianza que rompa por fin
para siempre tu insomne amenaza.


Ulises Varsovia


De: Sueños enfermos
1980. Inédito

martes, 27 de julio de 2010

Inéditos veraniegos (V)


OTRA ESTÚPIDA LISTA

Me gusta dejar pasar el tiempo

para tener luego en el buzón más cartas tuyas que leer.

Me gusta poner música antes de salir de la habitación

para luego encontrarla encendida cuando vuelvo a entrar.

Me gusta poner música, salir de la habitación,

y sorprender de regreso al azar en una canción.

Me gusta pensar en los libros que escribiré,

que son los mismos que no he escrito.

No me gustan los escritores

que usan en vano la palabra “vida”,

pero me gustan las palabras que juntas

suenan igual que una mala traducción.

En poesía me gusta jugar con la paradoja,

en mi cuerpo, con la descontextualización de los estereotipos.

Me gusta dormir para despertar,

y estirar el día al máximo dentro y fuera de mí.

No me gusta pensar en el tiempo,

en las cosas que hay que hacer, ni en Dios,

porque no creo en el tiempo,

en las cosas que hay que hacer, ni en Dios.

No me gustan los “no me gustan”,

pero sí me gustan los “me gustan”

y el “Eros es más” de González Iglesias.

Adoro los dedos heridos por la huella del agua,

la “familia” a la que llamas “amigos”

y los “amigos” a los que llamas “familia”.

A menudo imagino qué sienten los poetas cuando abro sus libros

o el músico que escucha su propia canción por la radio. ¡Oh, sí!

Me gustan -nos gustan- los escritores escondidos,

pero casi más los lectores escondidos.

Asimismo, amo olvidar lo que odio

aunque odio aún más olvidar lo que amo.


Rocío Saavedra Requena

martes, 20 de julio de 2010

Inéditos veraniegos (IV)

Me sumo yo también a los inéditos veraniegos con otro relato ambientado en la época estival.

VERANO DEL 99

En el verano de 1999 no perdí la virginidad. Aquel verano no viví noches inolvidables que acababan con un baño al amanecer en una playa desierta. No recorrí Europa con una mochila y cuatro duros en bolsillo, ni viajé a Dublín para aprender inglés durante el mes de Julio. Fue un verano sin un amor juvenil de besos en los atardeceres y helados compartidos con la inocencia del que no conoce la palabra "Septiembre". Tampoco me embarqué en un catamarán que recorrió las islas Baleares vestido de blanco. En el verano de 1999 no leí "La montaña mágica", ni "Siddharta", ni siquiera "2666". No hubo durante aquellos días una canción que hoy me traiga recuerdos de porros compartidos a la orilla del mar, ni conciertos memorables con las camisetas regadas de sudor. Fue un estío sin éxitos deportivos nacionales, sin catástrofes mundiales ni muertes en la familia. No hubo durante aquellos dos meses hechos que forjaran una amistad inquebrantable que habría de trascender el paso del tiempo y la dilatación de la distancia.

Verano tranquilo. 1999. Penúltimo (o quizás el último) verano del siglo. Sin eclipses, ni lluvias torrenciales. El mejor verano de mi vida.

Basilio Pujante Cascales

miércoles, 14 de julio de 2010

Inéditos veraniegos (III)

Me sumo a estos inéditos veraniegos con un pequeño relato que acabo de sacar de la nevera después de haber cocinado. Ahí va:


ENSALADA DE PATATA.


11 de la mañana.

Amanezco empapado en sudor, pero descansado. Las legañas que se pegan en mis pestañas casi como lapas me recuerdan que estamos en verano.

Salgo de la habitación y veo la puerta de la cocina cerrada. Un olor dulce, como de tierra húmeda, se cuela en mi nariz y puedo escuchar el pitorro de la olla pronto dando vueltas.

Abro la puerta de la cocina.

- Buenos días. – saludo.

- Os he traído churros a ti y a tu primo Alberto. – dice Ana.

- ¿Vas a hacer ensalada de patata para comer?. – respondo preguntando.

- Sí. -confirma mi abuela.

Despacio, como los buenos cocineros, como los que han aprendido de la experiencia de la vida, le veo cortar el pepinillo, el atún, las olivas. Cada ingrediente colocado en su plato correspondiente. Todo está calculado. La mezcla sólo llegará al final.

Desayuno rápido los churros y un vaso frío de Nesquik me conecta instantáneamente al día. Mientras, mi abuela sigue trajinando en la cocina. En silencio, tranquila, calculando el tiempo de cocción de las patatas sin ni siquiera mirar el reloj. La veo sacar del frigorífico un bote de mayonesa y un tetra brik de tomate frito.

Termino el desayuno, y antes de irme a la playa me avisa de que esté de vuelta antes de las 2 para comer.

Regreso puntual a casa después de un baño refrescante.

Alberto se acaba de despertar y está poniendo la mesa. Me cambio el bañador mojado y después los tres nos sentamos a la mesa.

La ensalada de patata, colocada en el centro, tiene un aspecto delicioso. Hay mucha -me digo- así que seguro que también sobrará algo para la cena. El día promete: hoy disfrutaré el doble.

Me sirvo y pruebo el primer bocado. De golpe, el verano se cuela por debajo de mi piel y siento la rutina cálida que acompaña siempre estas fechas: recuerdos de una vida que ya he vivido; un sabor que me sabe a bienvenida. Respiro profundo, miro a los lados: mi abuela sonríe (sabe que nos encanta este plato), mientras mi primo devora su ración. Vuelvo a atacar la ensalada por segunda vez y pienso en la suerte que tengo.


PD: Por cierto, desde mi independencia, hoy me he enfrentado a mi primera ensalada de patata. La he atacado con ilusión, dispuesto a igualar a la de mi abuela Ana, pero sé que es imposible. He improvisado los ingredientes después de cocinar las patatas, y el resultado, como esperaba, ha dejado mucho que desear. Pero da igual, en cuanto he probado el primer bocado he dado por estrenado el verano.


Álvaro Pintado González.



lunes, 12 de julio de 2010

Inéditos veraniegos (II)

DESEOS PELIGROSOS

- Ojalá te mueras - increpó el niño, y la madre murió. Aunque claro, eso no sucedería hasta varios años mas tarde, porque todos, en algún momento de la vida, sentimos la obligación de morirnos.


Antonio Pérez Abril (Culturajos)



martes, 6 de julio de 2010

Fin de curso iletrado

Anoche, los miembros de Colectivo Iletrados, junto con otros dos iletrados de pro como Mayte y Josevi, nos reunimos al frescor de unas cervezas y unos piscolabis para hacer balance del curso que acaba. Desde Septiembre hasta Junio nuestra asociación ha cumplido una nueva etapa en su evolución y hemos puesto en marcha una serie de proyectos muy ilusionantes para todos nosotros.



Han aparecido nuevos números del fanzine Manifiesto Azul, el 8 y el 9, el mascarón de proa de Colectivo Iletrados. Hemos participado en nuestra primera feria de asociaciones, la Zona Joven de Archena de Octubre, y hemos continuado ofreciendo recitales de diferente cariz, como el homenaje a Miguel Hernández de Junio o el recital de letras de canciones de Diciembre.


Pero lo que más ilusión nos ha hecho han sido los nuevos proyectos. Participamos, con La Hora Iletrada, en el programa de radio de nuestro amigo Juanfra Mirete: Radiantes. Gracias a él nos contrataron para realizar en San Javier el Taller de Escritura Creativa, una experiencia enriquecedora a todos los niveles que nos sirvió para conocer a gente loca por la Literatura como nosotros. También colaboramos, a principios de año, en la organización del Primer Concurso de Micorrelatos de Shantí Vasundhara, y mantuvimos durante todo el curso nuestro Club de Lectura Iletrado.


Pero en la reunión de ayer no sólo hicimos balance de este curso, sino que también comenzamos a preparar lo que nos deparará el siguiente. Ya os iremos informando, como siempre, de los nuevos proyectos, pero os podemos adelantar que en el próximo otoño saldrá a la luz el primer libro de Colectivo Iletrados: Manifiesto Azul 10.