viernes, 30 de abril de 2010

Cuaderno de bitácora del taller: 4

"El narrador: voz, perspectiva y modalidad" fue el tema que abordamos el pasado martes en el Taller de Escritura Creativa que impartimos en el ayuntamiento de San Javier.
Comenzamos el curso haciendo un repaso teórico en el que tuvimos la oportunidad de ver los diferentes tipos de narrador, punto de vista y aproximarnos a la manera en la que el discurso narrativo incorpora las voces de los personajes. Completamos esta parte teórica con la lectura de algunos textos representativos de cada variante estudiada.
Tras esta breve aproximación teórica, pasamos a la parte práctica. En un primer ejercicio, los alumnos reescribieron un microrrelato de Luis Mateo Díez ("Autobús"), pasando el narrador en 1ª persona original a una 2ª persona narrativa. De este modo, pudimos comprobar el efecto que tal cambio producía en el lector.
Un segundo ejercicio trató de adentrarnos en los personajes de un relato de José María Merino ("Micronovela"): cada alumno eligió adoptar la perspectiva de un personaje y narrar, con su propia voz, los sentimientos que el narrador original (en 3ª persona) dejaba incompletos.
El tercer ejercicio consistió en añadir a un fragmento de
El Jarama, de Sánchez Ferlosio, ciertas frases en estilo indirecto libre para practicar la fusión de las palabras del personaje en la voz del narrador. Finalmente, completamos el taller trabajando sobre este mismo texto: todos los alumnos adoptaron la perspectiva de una de las protagonistas y crearon un monólogo interior.

Aquí tenéis algunos ejemplos de los textos creados por los alumnos:

1. Fragmento de El Jarama con discurso en estilo indirecto libre (actividad colectiva):

"Se metieron en el agua, sentían que era la primra vez que de verdad conocían el amor y la duda les asaltó preguntándose si era esa dulce sensación, que no habían tenido antes, la que deseaban. No podían despegar la mirada de sus carnosos labios. Por fin tenían lo que habían soñado; temblaban intuyendo un futuro placer y el dolor de los espinosos prejuicios que tendrían que sortear, pero estaban allí para algo, no iban a renunciar. No se irían, llegarían hasta el final, aunque las dos supieran que sería catastrófico."

2. Monólogo interior basado en un fragmento de El Jarama (actividad colectiva):

"Dios, qué ojos. ¿Qué hago? No puedo, aunque me siento totalmente liberada, pero no debo. No debería. Me gusta lo prohibido. Dios, qué boca. Sabe que me ecanta y disfruta con ello. No para de hablar, me confunde, no me deja pensar. ¿Me huele el aliento? Espero que no. Esto se veía venir. Sabía que me pasaría algún día. ¡Joder! Me pasa desde siempre. Tenía razón mi abuela. Le gusto, lo sé por cómo me toca, sé que le gusto. No me quiero ir. ¿Y mañana qué? ¡Mañana dios dirá!"

3. Reescritura en 1ª persona del microrrelato "Micronovela" de José María Merino.

a. Texto elaborado por Susana:

"Si ella me hubiera explicado quién llamaba y por qué, quizás no me hubiera ido para siempre. O sí, no lo sé.
Lo que yo ya sabía antes de dar el primer paso en el solitario recorrido que me acercó y me alejó de ella es que el martes siguiente por la tarde enterrarían a mipadre y yo tendría que volver para hacerme cargo de todo. Y había esperado toda una vida esa llamada para por fin comunicar a mi odioso hermano mayor que yo era el único y flamante heredero universal."

b. Texto elaborado por Mª José:

"Llegué al transbordador la tarde del viernes cuando la tarde estaba cayendo, nerviosa, miraba una y otra vez, bloqueando y desbloqueando mi móvil, esperando respuesta de aquel insinuante y desfachatado mensaje que diez minutos antes había escrito y enviado. ¿Dónde estaría metido?, me preguntaba cada minuto. Menuda gilipollas, seguro que lo ha leído y ha pasado, no vendrá a la cita.
Pasados unos minutos, unas gotas de sudor caían lentamente sobre mi frente, que secaba con el único clínex que llevaba en mi pequeño bolso.
Me encontré, por fin, en él esa misma noche, qué alegría y qué descanso. En aquella taberna de aquel puerto pesquero tan lindo, en aquel momento solos, en el malecón, yo sentía esa necesidad de contacto. Él, por vergüenza, parece que me evitaba. Yo, alegre y atrevida, entablaba conversación evitando decir de dónde venía. Él, más tímido, me miraba y me hablaba de lo bonito que era el mar y su inmensidad.
Esa noche desaparecieron mis nervios y llegó la seguridad. Los dos días siguientes fueron perfectos, apasionados, pero algo me seguía distrayendo. Hasta que una llamada me hizo olvidar esa pasión: papá había muerto, la soledad y la tristeza enturbiaron todo. Al subir al transbordador, miré atrás y pensé que no lo volvería a ver nunca."

c. Texto elaborado por Lourdes:

"Llegué en el trasbordador la tarde del viernes, cuando el sol recortaba en el pinar una sombra suave y ocre. Aferrada a mi móvil con impaciencia, entré en una de las tabernas del puertecillo pesquero. Me acerqué a él y sentí una caricia suya en mi espalda. Después me dejé llevar. No necesitábamos hablar. Pasé la noche con él y también los dos días siguientes. El lunes, a media mañana, cuando estábamos tumbados en la playa, sonó mi móvil. ¡Por fin la llamada que esperaba! Mi marido me preguntaba qué tal estaba y ya tenía ganas de verle a él y a los niños. Hablamos unos minutos y le anuncié la hora de mi vuelta. volví con mi cita a ciegas, charlamos distraídamente y por la tarde nos despedimos. Al ponerse el sol, mientras subía al transbordador, pensé en que no volvería verle."

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